Ella no es arrogante, se caracteriza por la humildad, la sencillez y el aprendizaje. Su voz interior le recuerda que siga mostrando su verdadera esencia.
Ella odia las apariencias y la superficialidad. Ya no se rige por lo banal y navega en lo espiritual. Ha convivido con la soledad y la ha sentido parte de su hogar. No le tiene miedo al qué dirán y viaja más allá de las etiquetas sociales.